Los impresentables

CUANDO un Gobierno está mal elegido y es débil ante los malos tragos, no sólo tiene los problemas habituales sino los que proporciona una economía sumergida en estricto sentido (a punto de ahogarse) y los que hacen surgir los aprovechados tontos, que, siendo elegidos para una cosa concreta, quieren erigirse en amos de casa (que tampoco es suya, claro). Los momentos que vivimos son inhabitables en todos los sentidos. Lo mejor es mirar al futuro por encima de ellos: pasarán con o sin sanciones. Pero, por una parte y otra, los gobiernos -el nacional y algunos autonómicos- están apoyados en una vanidad estúpida que los lleva a emplear expresiones inapropiadas y esperemos que olvidables: españolizar y sí o sí, por ejemplo, son expresiones que deberían comerse los que las han empleado; dejando su lugar libre para otros menos satisfechos de sí mismos. Y más solidarios con el resto de este país que llamamos aún España. A él, hace poco, yo declaraba mi amor. No tengo más que añadir. Tampoco de qué desdecirme. Ojalá todos adoptaran una postura tan clara como la mía. Ella me da derecho a hablar así.